3 preguntas
Alberto Laiseca Con su programa de cuentos de terror en el cable, el autor de Los Sorias y La hija de Kheops debutó frente a las cámaras y dejó a varios con la boca abierta. Ahora vuelve a sorprender pero en el cine, como uno de los personajes principales de El artista.
¿Cómo fue la experiencia de debutar en cine y encima con un papel bastante protagónico? ¿Difícil?
Fue muy nuevo. Yo estaba acostumbrado a salir en cámara, pero la televisión es otra cosa. En lo que hacía en Cuentos de terror, en el cable, mi fuerza residía en la voz. Y acá en esta película mi personaje no habla nunca, salvo cuatro o cinco veces que dice “¡Pucho!”, pidiendo para fumar (risas). Entonces tenía que poner todo el énfasis en mi rostro y en mis manos. Estuve ensayando mucho en casa antes de ir a grabar cada vez. Siempre cuesta, como toda cosa nueva, pero después te alegran los resultados
En El artista subyace una crítica filosa al mundo del arte contemporáneo, ¿la compartís?
Se insiste mucho con eso, y en parte es cierto. Pero yo pienso que no es un ataque frontal contra el arte contemporáneo ni mucho menos, sino contra algunos excesos. Te lo digo tanto por el guionista, que es curador, como por los directores. Yo particularmente prefiero el clasicismo, pero ese es otro tema. Son preferencias personales. Hay mucho exceso que está denunciado ahí, pero no es en contra de todo el arte contemporáneo. De ninguna manera
Tu libro más reciente fue el Manual Sadomasoporno, editado por el sello Carne argentina hace más un año y medio. ¿En qué andás por estos días?
Estoy con los talleres literarios, que por suerte van bien y te mantienen en actividad. Básicamente ando con eso y tratando de conseguir laburo en televisión, cosas así, eso me interesaría. De vez en cuando hago “Los cuentos del Conde Láisek”, que son relatos en vivo. Y de momento estoy escribiendo el Manual Sadomasoporno 2, pero me tomo mi tiempo. Lo escribo tranquilo. Sin ningún apuro.
Matías Capelli
Alberto Laiseca Con su programa de cuentos de terror en el cable, el autor de Los Sorias y La hija de Kheops debutó frente a las cámaras y dejó a varios con la boca abierta. Ahora vuelve a sorprender pero en el cine, como uno de los personajes principales de El artista.
¿Cómo fue la experiencia de debutar en cine y encima con un papel bastante protagónico? ¿Difícil?
Fue muy nuevo. Yo estaba acostumbrado a salir en cámara, pero la televisión es otra cosa. En lo que hacía en Cuentos de terror, en el cable, mi fuerza residía en la voz. Y acá en esta película mi personaje no habla nunca, salvo cuatro o cinco veces que dice “¡Pucho!”, pidiendo para fumar (risas). Entonces tenía que poner todo el énfasis en mi rostro y en mis manos. Estuve ensayando mucho en casa antes de ir a grabar cada vez. Siempre cuesta, como toda cosa nueva, pero después te alegran los resultados
En El artista subyace una crítica filosa al mundo del arte contemporáneo, ¿la compartís?
Se insiste mucho con eso, y en parte es cierto. Pero yo pienso que no es un ataque frontal contra el arte contemporáneo ni mucho menos, sino contra algunos excesos. Te lo digo tanto por el guionista, que es curador, como por los directores. Yo particularmente prefiero el clasicismo, pero ese es otro tema. Son preferencias personales. Hay mucho exceso que está denunciado ahí, pero no es en contra de todo el arte contemporáneo. De ninguna manera
Tu libro más reciente fue el Manual Sadomasoporno, editado por el sello Carne argentina hace más un año y medio. ¿En qué andás por estos días?
Estoy con los talleres literarios, que por suerte van bien y te mantienen en actividad. Básicamente ando con eso y tratando de conseguir laburo en televisión, cosas así, eso me interesaría. De vez en cuando hago “Los cuentos del Conde Láisek”, que son relatos en vivo. Y de momento estoy escribiendo el Manual Sadomasoporno 2, pero me tomo mi tiempo. Lo escribo tranquilo. Sin ningún apuro.
Matías Capelli
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