lunes, 18 de abril de 2011

Monstruo completo



Alberto Laiseca publicó su primer cuento, "Mi mujer", bajo el seudónimo de Dionisios Iseka en el diario La Opinión el 19 de agosto de 1973, aunque su escritura estaba fechada casi dos años antes (29 de Octubre. 1971). Las páginas que el suplemento cultural le dedicó al joven escritor incluyen el anticipo de dos capítulos de la novela Su turno (que, por razones de mercado, fue publicada por decisión del editor con el título ampliado de Su turno para morir) y una nota de presentación sin firma que reproducimos a continuación, antes de "Mi mujer", rescatado en hemeroteca para el volumen de Cuentos Completos que Simurg distribuye en estos días en librerías de todo el país. El volumen, merecido homenaje a uno de los escritores más originales de la literatura contemporánea, recopila todos los cuentos que integran sus tres colecciones anteriores (Matando enanos a garrotazos, Gracias Chanchúbelo, En sueños he llorado), otros publicados en antologías y quince inéditos escritos en los últimos años. Una tirada de cabecera de tan solo cuarenta ejemplares, acompañados de un trabajo original del reconocido plástico argentino Jorge Garnica, se imprime especialmente para bibliófilos. Estos libros, numerados y firmados por Alberto Laiseca, tienen encuadernación artesanal y son vendidos únicamente en la sede de la editorial.

Más en www.elblogdesimurg.blogspot.com


martes, 15 de marzo de 2011

Oíd, ánimas y mortales... nuevo horario!

¿Qué mejor marco para contar y escuchar cuentos de terror que un cementerio? Este no es cualquier camposanto, claro, si no el de la Recoleta donde reposan los huesos de próceres y otra gente célebre... aunque, al fin y al cabo, también están muertos.
Alberto Laiseca y el ciclo Noches de luna y misterio se despiden este sábado 19 de marzo, a las 22.30, en el hall del cementerio de la Recoleta. Entrada gratis [se retira media hora antes del comienzo de la función].

Repertorio
La máscara de la muerte roja, de E.A.Poe
El almohadón de plumas, de Horacio Quiroga
La verdadera historia de la mujer de blanco, de Alberto Laiseca

jueves, 17 de febrero de 2011

Monstruo suelto en el éter!

Hoy
Alberto Laiseca en El arca de Mónica
de 18 a 19
FM Cultura 97.9
También se puede escuchar por internet www.fmradiocultura.com.ar

lunes, 14 de febrero de 2011

Aúlla, que hay luna llena!

Este viernes 18 de febrero vuelve el ciclo "Noches de luna y misterio", organizado por el GCBA, en el Jardín Botánico, a las 21.00.
Alberto Laiseca causará espanto acompañado por el murmullo del viento en los árboles y el maullido de los gatos, dueños y señores del parque.
Las entradas (gratis) se retiran a partir de las 20.30. El cupo es limitado.

viernes, 11 de febrero de 2011

La fiesta del Monstruo


¡Feliz cumpleaños, querido Lai!

miércoles, 9 de febrero de 2011

Con letra de molde

Literatura narrada
Noches de luna y misterio
Julieta Molina, para La nación
Foto: Emiliano Lasalvia

Los jardines del Museo Enrique Larreta, en Belgrano, fueron el escenario perfecto para la velada inaugural. Un violinista ofició de anfitrión y acompañó con su música el ingreso de los espectadores. La noche de verano era alumbrada con numerosas velas acomodadas cerca del pasto, en los pasillos de canto rodado. El cielo estrellado, una gran luna llena y un aire húmedo aportaron más misterio al ambiente. Aunque no hiciera falta.
Así comenzó en el Larreta (Vuelta de Obligado 2155) el ciclo "Noches de luna y misterio", organizado por la Secretaría de Inclusión y Derechos Humanos de la Ciudad, que se repetirá todas las lunas llenas del verano.
El programa es una invitación a asustarse y a deleitarse con historias de plumas como Edgar Allan Poe, Horacio Quiroga y el escritor argentino Alberto Laiseca, que también ofició de narrador.

Sombras inquietantes

Un centenario ombú de fondo, un pequeño escritorio, una botella, un par de vasos y un micrófono fue todo el escenario. Laiseca le puso su voz a los cuentos de horror y misterio y deslumbró a los presentes. El pozo y el péndulo , de Edgar Allan Poe; La gallina degollada , de Horacio Quiroga y La venganza de la mulata , del propio Laiseca, fueron las historias elegidas en esa oportunidad.
La voz profunda del relator y sus pausas en la narración atraparon a la audiencia, mientras las sombras trazaban inquietantes perfiles a su alrededor. En una puesta modesta, el violín fue también protagonista cuando cada cuento llegaba a su fin.
"Vivimos cerca, nos gusta Laiseca y decidimos venir. Me parece fantástica la propuesta, que sea al aire libre y una conjunción de arte, música y literatura", dijo a La Nacion Florencia, de 28 años, que fue acompañada por su pareja y está embarazada.
Pablo Mourier, de 50 años, acudió a la cita junto a su esposa y a sus dos hijos: "A mi hijo de nueve años le encantó el cuento de Horacio Quiroga. Está muy bueno... relatos de terror en este ámbito, y Laiseca maneja muy bien los tiempos y las inflexiones de la voz", detalló.
Esta original propuesta cultural se repetirá en las próximas noches de luna llena: el viernes 18 de febrero en el Jardín Botánico y el sábado 19 de marzo en la puerta de ingreso del Cementerio de la Recoleta. Con entrada gratuita y cupo limitado.

martes, 8 de febrero de 2011

¡Luz, cámara, acción!


La película Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo, dirigida por Gastón Duprat y Mariano Cohn, protagonizada por Eusebio Poncela (foto), Emilio Disi y Darío Lopilato, finalizó su rodaje internacional en las ciudades de Marrakesh y Essaouira de Marruecos, y en Paris, Francia. Los directores y los protagonistas estuvieron los primeros días de enero en África rodando el principio y el final de la película, en varias locaciones de Marruecos ambientadas en el año 1800. A continuación se trasladaron a París, Francia, donde realizó un rodaje en locaciones como la Universidad de la Sorbona y algunas calles del Barrio de Montparnase.

Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo transcurre en múltiples épocas y países y cuenta la historia de un agente inmobiliario (Emilio Disi) que a través de un pacto con una persona con poderes sobrenaturales (Eusebio Poncela) tiene la posibilidad de viajar a su propio pasado y vivir de nuevo su juventud (Darío Lopilato personifica a Emilio Disi joven).

El film está basado en un cuento inédito de Alberto Laiseca, que también oficia de narrador en off.

El estreno está previsto para mayo de 2011.




lunes, 7 de febrero de 2011

Télam

Alberto Laiseca: un escritor para morirse de miedo

Mientras espera el lanzamiento de sus "Cuentos reunidos", el escritor Alberto Laiseca se dedica a narrar célebres "Cuentos de terror" en el ciclo "Noches de luna y misterio", en distintos espacios porteños, que le permite demostrar también sus dotes histriónicas en relatos de Edgar Allan Poe, H. P. Lovecraft, Horacio Quiroga y otros de su autoría.


Juan Manuel Rapacioli

El autor de "Matando enanos a garrotazos" y "El jardín de las máquinas parlantes" es un hombre polifunción: en los últimos años participó del film "Deliciosas perversiones polimorfas", de Eduardo Montes Bradley, además de haber tenido un espacio propio en televisión con el ciclo "Cuentos de terror" y de haber entregado un puñado de obras literarias novedosas como "El artista", su último título.

De hecho, esta novela además revela su afición a vincular distintos formatos artísticos, ya que el libro está inspirado en la película homónima de Mariano Cohn y Gastón Duprat, donde también hace una participación actoral.

El autor del "Manual Sadomasoporno" y de la mítica novela "Los Sorias" adelantó a Télam que en el marco del ciclo "Noches de luna y misterio 2011" -que se desarrolla cada noche de luna llena, en distintos espacios de la ciudad con entrada gratuita- contará algunos relatos en el cementerio de la Recoleta y aseguró que sus libros están atravesados por el "realismo delirante".

-¿Cómo es el traslado de un relato desde la escritura a la narración oral?
-Todos nosotros empezamos por la vía oral, comenzamos a contar cuentos hace miles de años, cuando todavía no sabíamos leer ni escribir. Alrededor de una fogata siempre había uno de nosotros que inventaba historias: ahí nació la literatura. Lamentablemente no quedó registrada, por eso retomar esa tradición no es tan difícil.

-¿Es una manera de acercar la lectura a los jóvenes o a públicos no lectores?
-Estuve tres años con mi ciclo televisivo en Isat y tenía muchos chicos que me seguían. Estaba muy entusiasmado con eso, porque ellos son nuestro futuro. Hoy nadie lee, entonces sugerirle la lectura a los jóvenes me era satisfactorio, por ejemplo, dar a conocer a Poe. "Es bueno este Poe" me decían...(risas). Creo que es importantísimo incentivar a leer.

-¿Es difícil generar el hábito de la lectura en los chicos?
- Es difícil si al niño lo obligas a leer, por ejemplo, Pinocho. Ahora, vos narrale un pedacito de "La posada del cangrejo rojo", donde están el zorro, el gato y Pinocho, y donde todos son unos asesinos menos Pinocho que es un ingenuo, y vas a ver que después se prenden y quieren leer Pinocho a toda costa.

-¿Por qué es mejor contarles cuentos de terror a los chicos y no ocultárselos?
-Porque este es un mundo muy duro y parte de la didáctica es que el niño comprenda justamente que es muy duro. A Pinocho lo persiguen sus dos falsos amigos, sus dos traidores, como le puede pasar a cualquiera en un sentido más metafórico. Los persiguen para matarlo, para sacarle las monedas de oro que Pinocho tiene en la boca. Situaciones donde uno le quiere arrebatar algo al otro ocurren todo el tiempo en la sociedad. Y un chico debe saber estas cosas.

-¿En usted como funcionaron esas historias?
-A mí la literatura de terror, que mamé desde niño, me hizo muy bien. Me daba mucho miedo, no podía dormir de noche, pero era el precio que tenía que pagar para crecer.

-¿Cómo fue su experiencia en la película "El artista"?
-Es mucho trabajo filmar una película, es un quilombo chino para todos: directores, actores, sonidistas y camarógrafos, pero vale la pena porque después que termina quedás contento, todos quedamos satisfechos.

-¿Y cómo le resultó haber escrito una novela a partir del guión?
-Lo de la novela fue una idea genial que se les ocurrió a los directores, es una cosa que no se había hecho antes. Siempre se hace primero la novela y de ahí se saca la película. Acá fue al revés, en la novela puse todo lo que no está en la película.

-¿Cómo se fundamenta el `realismo delirante`?
-Me interesa mucho la realidad: hay una obra que me gusta por su nivel de imaginación que es "Impresiones de Africa", de Raymond Roussel. Me encanta, pero yo jamás escribiría así: a Roussel le importa un carajo la realidad, le interesa el delirio por el delirio mismo, no es mi caso. Igual, cuando yo trato la realidad lo hago a través de las exageraciones del delirio, porque así se magnifica y se ve mejor. Mis obras son realistas antes que nada, nunca he desechado al realismo, pero lo mío es realismo delirante.

-¿La imaginación se estimula?
-La imaginación dura para siempre, yo jamás tengo vacíos creativos. Lo que me falta es tiempo, debo hacer otras cosas para ganarme el mango, cada vez tengo que trabajar más para ganar lo mismo, eso le quita tiempo a mi obra.

-¿Cuáles son sus lecturas recurrentes?
-Mis lecturas son diversas, tengo libros de técnicas militares que los usé para escribir "Los Sorias", técnicas de lavado de cerebro también para mis obras, pero no pienso lavarle el cerebro a nadie (risas). Además, mucha astrología, tratados de psiquiatría completos que he leído para construir mis personajes locos, para saber de qué hablo.

-¿A qué escritores contemporáneos siente cerca?
-Tengo una gran afinidad con Ricardo Piglia, Cesar Aira y Fogwill, pero de todas maneras, algunos de ellos son un poco nihilistas, y yo no me permito el nihilismo. A pesar de todo lo que los admiro y los quiero, no comparto eso. Si somos nihilistas cualquier guerra está perdida de antemano, uno debe tener un gran sentido de la victoria.

-¿Y de los extranjeros?
-Me gusta mucho Edgard Allan Poe. De él hay que leer absolutamente todo: cuentos, ensayos, artículos... es el gran maestro, de quien más cerca me siento. Era muy parecido a mi: un muy buen tipo que a veces no comía por días por los apremios económicos, pero su mujer, Virginia Eliza Clemm si comía todos los días, porque él le daba todo.

-¿En qué se parece a él?
-Me parezco a Poe en el sentido de que yo también soy un buen tipo y que todo mi espíritu perverso en vez de ponerlo en la vida lo pongo en la obra, me lo saco de encima. Eso hacía él: era el mejor marido que una mujer pudiese tener, aunque después en la ficción las enterraba vivas, les arrancaba los dientitos con una pinza.

-¿Usted también ha trabajado mucho y se ha muerto de hambre?
-Yo he sido muy pobre, casi pobre de solemnidad. Recuerdo que en una ocasión comí de un tacho de basura, así nomás.

-¿Qué lo impulsó a seguir escribiendo?
-Mi padre me puso a estudiar ingeniería química. No me recibí por supuesto, pero notaba que lo que más me atraía, en vez de ponerme a estudiar los textos de cálculo diferencial integral, era leer "Sabiduría China" de Lin Yutang. Entonces en un momento me di cuenta que lo mío era la imaginación, no las ciencias exactas.

-¿Está escribiendo algo ahora?
-Mi novela sobre Vietnam está acá, desordenada, no la puedo ni empezar a escribir. Me hago tiempos cuando puedo: de momento lo único que hago es leer los cuentos de terror que voy a contar, no tengo tiempo para otra cosa.

-¿Qué opina de que "Los Sorias" se haya convertido en una obra fundamental argentina?
-Eso está bien, pero mi problema es que no ha sido traducida a ningún idioma, por esa razón he de temer por su destino.

-¿La no traducción puede responder a un cierto nivel de complejidad en la obra?
-Sí, pero lo que no es complejo no sirve. Si a cualquier obra mía la lees con atención vas a entender absolutamente todo.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Lai en Diario Z


Alberto Laiseca, con el terror a cuestas

Cuentos de terror en la voz de un hombre de letras que da miedo. Narración espeluznante y música bajo las estrellas.




La fila de humanos, si­lenciosa, atraviesa el jardín andaluz. cielo es una membrana opa­ca que oculta la luna llena. Los za­patos resbalan, se pegotean en el suelo húmedo, amigo de los hele­chos y de todas esas plantas que solían llenar los patios de antes. Hay hortensias. Detalle atemori­zante para las mujeres de comien­zos del siglo pasado, cuando re­modelaron el caserón. Hacia el fondo, una luz rosada apunta a un enorme ombú. Es el sitio fijado para la ceremonia de lectura. Sue­na un violín. olor a tierra moja­da se despeja. Desde un costado, el humo de tabaco negro advierte que la sesión está por comenzar.

Nueve de la noche en punto. Público circunspecto, edad pro­medio 50 años. El escritor Alberto Laiseca es el encargado de condu­cir la ceremonia. Narrará tres his­torias de terror y misterio: El pozo y el péndulo, de Edgar Allan Poe; La gallina degollada, de Horacio Quiroga, y uno de sus Cuentos de la Negra Tomasa. La velada en el Museo Enrique Larreta se inscribe en el ciclo "Noches de Luna y Mis­terio", organizado por la Secreta­ría de Inclusión y Derechos Huma­nos del Gobierno de la Ciudad. ciclo continuará con nuevas fun­ciones, programadas para las no­ches de luna llena de febrero y marzo.

Silencio y la brasa del segundo cigarrillo de Laiseca. Primer acto. el turno de Poe. La historia se pega al oído. Es la subjetiva de un torturado en manos de la Inquisi­ción de Toledo. hombre está en­cerrado en una celda que cons­ta de diferentes mecanismos para asesinar. Laiseca acentúa en cada palabra la racionalidad del prisio­nero que busca desarticular la má­quina de muerte. Dice que le due­le, pero nadie le cree. Es evidente que al na­rrador le importa des­tacar la prevalencia de la pulsión vital frente a la necesidad impe­riosa de hacer cesar el dolor. En síntesis, las estrategias del tortu­rado para sobrevivir. Final y aplausos.

Siguiente acto, Horacio Qui­roga y La gallina degollada. Un clásico trasvasado por Laiseca a fórmulas narrativas orales. Mu­cho giro expresivo y onomatope­ya. Aquí no hay relato subjetivo. La historia se centra en una pare­ja del campo. Aunque claro que a cualquiera podría ocurrirle una desgra­cia parecida: niños es­tigmatizados y apa­leados que matan a su hermanita. El te­mor de que los hijos enfermen o mueran está presente en los padres de aquí y allá. El siglo XXIno tiene por qué escapar de esa pesadilla. El acento de Laiseca está puesto aquí en el horror de la pareja que se echa culpas mutuamente, más que en el mecanismo que prome­te dolor y muerte.

La velada finaliza con uno de los cuentos de la Negra Toma­sa. Laiseca glorifica la capacidad del relato nocturno para rever­tir los mecanismos de poder, que se esclerosan en la diurnidad. Los cuentos narrados a la noche son como las brujas: meten miedo. Controlan, desde el borde de lo desconocido pero posible, a quie­nes creen tener todo controlado. El niño Virgilito tortura durante el día a la Negra Tomasa. Y ella se venga metiéndole miedo durante la noche. Y Virgilito se hace adicto a las historias tenebrosas.

Esta vez el relato explota uno de los miedos más elementa­les: el terror a ser enterrado vivo. Una mulata embruja a una negra y hace que la entierren viva. Al ex­humar el cuerpo, se encuentran con el ataúd arañado y el esque­leto dado vuelta. Imposible dejar de remitirse a la leyenda urbana del animador de televisión que, según se contaba antaño, corrió el mismo destino. Final de cuen­to, aplauso y silencio. El violín del maestro Jorge Gordillo acaricia el clima del retorno a casa.

Es extraño el público de Laise­ca. Ala salida no se arman corrillos bulliciosos. Muy por el contrario, persiste la sensación de embrujo. Apenas puede oírse a unos turistas brasileños felicitar a Gordillo por su repertorio de folclore y tango. Son las diez y media de la noche. mu­seo queda vacío. Desde Juramento se ve la luna con agua detrás de los álamos. Todo está bien ahora. Aunque mejor no hablar, mejor no pensar, en ciertas cosas.


Próximas funciones

El ciclo "Noches de Luna y misterio", con Alberto Laiseca y la participación del violinista Jorge Gordillo, tendrá dos fun­ciones más. Están programadas para las próximas noches de luna llena. Las citas son: el viernes 18 de febrero, en el Jardín Botánico, av. Santa Fe y Armenia, y el sábado 19 de marzo, en la puerta del cementerio de la Recoleta Junín 1930.

Las actividades son gratuitas, con cupo limitado. es­pectáculo comienza a las 21, pero hay que retirar las entra­das media hora antes. Se suspende por lluvia.

DZ/km

miércoles, 5 de enero de 2011

Para ir agendando

Vayan sacando las patas de la pelopincho y poniéndose los trajes de noche porque tienen cita con el Conde.

¡Vuelven las noches de luna y misterio!

El miércoles 19 de enero, a las 21, en el Museo Larreta [Vuelta de Obligado 2155], Alberto Laiseca narrando cuentos de terror. Entrada gratis.
.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Camilo Aldao

El viernes 3 de diciembre el Monstruo viajó a Camilo Aldao, el pueblo donde creció, para recibir dos galardones: la municipalidad lo nombró Ciudadano Ilustre de Camilo, y los niños de la escuelita fiscal donde hizo la primaria le obsequiaron el máximo galardón aldaense: la Medalla de Cuero `e Sapo. Como retribución por tantos honores, el Horrísono deleitó a la audiencia con sus más espantosos cuentos de terror.


Retratos del Monstruo realizados por los niños de la escuela.


Su vida y obra en un didáctico cuadro.


Los niños.


Laiseca junto a docentes y personal de la escuela.

Fotos: Mica Hernández

martes, 23 de noviembre de 2010

Ruido de animales salvajes



Cuentos de terror en el zoo.
[Las fotos son gentileza de Mica Hernández]

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Otra vez al Zoo

Parece que las bestias del zoo de la ciudad se quedaron con ganas de más cuentos de terror bajo la luna llena. Así que Alberto Laiseca, el auténtico monstruo, volverá a pasearse entre las jaulas, erizando los lomos del bicherío con sus historias de espanto.
Este sábado a las 21, en República de la India y Cerviño. Entrada gratis.
El Horrísono deleitará a sus víctimas con los cuentos: El gato negro, de E.A.Poe; El alacrán de Fray Gómez, de Ricardo Palma; El brujo postergado, del Infante Don Juan Manuel; y Los chanchos, de su propia autoría.

[Las entradas se retiran a partir de las 20.30]

viernes, 29 de octubre de 2010

Terror bajo la luna





Dicen que el león se quedó en su jaulita con la cola entre las patas, que el hipopótamo se fue al fondo de la pileta, y que los pájaros cerraron el pico... todos impresionados con el balido de la oveja carnívora. No es para menos, noche de luna llena y el Monstruo suelto en el zoo.
La próxima función es el sábado 20 de noviembre en el Jardín Botánico.
[Las fotos son gentileza de Ana Sanz.]

martes, 26 de octubre de 2010

El conde & el dandy

Hoy a las 19.00 en el Centro Cultural de España en Buenos Aires (Paraná 1159), Alberto Laiseca y Sergio Pángaro, poesía y música en este evento que coordina Martín Perez. Entrada gratis.

sábado, 16 de octubre de 2010

A la luz de la luna





El Programa Pasión por Buenos Aires, dependiente del Gobierno de la Ciudad, te invita a redescubrir los mitos y leyendas urbanas del imaginario porteño a través de las narraciones de ALBERTO LAISECA.
Noches de luna y misterio es un compendio de esas leyendas urbanas que forman parte del imaginario de la ciudad y se transmiten fundamentalmente a través de la oralidad, integrando parte de la cultura popular de los porteños.
Los esperamos en la luna llena del 23 de octubre, a las 21 hs, en el zoológico de la ciudad, ubicado en Republica de la India y Serviño,
La actividad es gratuita con cupo limitado. Las entradas podrán retirarse el mismo día de la función, a partir de las 20.30 hs.

lunes, 4 de octubre de 2010

Berazachussetts II





Alberto Laiseca participó de la 5º Feria del Libro, Artes y Afines de Berazategui “LibrArte” 2010. El sábado 2 de octubre, en la sala Jorge Luis Borges, recreó “El túnel” (relato incluido en la película “Sueños” de Akira Kurosawa); “El entierro prematuro”, de Edgar Allan Poe; y un fragmento de la película “El Padrino”, de Francis Ford Coppola. Al finalizar, Lai habló con sus seguidores y firmó autógrafos.



José María Marcos, enviado especial



jueves, 30 de septiembre de 2010

Berazachussetts I


Feria del libro de Berazategui del 1 al 11 de octubre

Sábado 2 de octubre, 20.30: El Conde Laiseca cuenta.

Programación completa click!

sábado, 25 de septiembre de 2010

Spregelburd lee

En la edición de hoy de la revista ADN Cultura, sección Qué están leyendo, Rafael Spregelburd habla de El artista, la última novela de Il Mostro.



"Alberto Laiseca, protagonista de la película homónima de Gastón Duprat y Mariano Cohn, reescribe como novela el guión de Duprat. Un experimento de gran sensualidad: el personaje, mudo en la película, es el punto de vista ideal para esta versión. Una rareza literaria."

martes, 14 de septiembre de 2010

Laiseca atraviesa el Paralelo 42

LA GIRA DEL CONDE POR LA PATAGONIA

Entre el jueves 2 y el domingo 5 de septiembre, Alberto Laiseca hizo lo conocido y lo desconocido, lo esperable y lo inesperado, dejando catalépticas a las ciudades de Trelew y Puerto Madryn.
El cometido principal de la invitación al Conde a la Patagonia fue la presentación del tercer número de la Colección Patagonia Ficción, dirigida por Hernán Bergara y producida por la editorial Tela de Rayón, que posibilitó todas las actividades que se desarrollaron en la zona, incluidas la invitación a Puerto Madryn y su participación en la 6ta Ferifiesta del libro y la lectura en Trelew.
(Para leer la crónica completa click aquí.)

domingo, 5 de septiembre de 2010

Avistaje de monstruo en Puerto Madryn


El escritor Alberto Laiseca se presentó ayer en la Casa de la Cultura de Puerto Madryn. En la reunión, que fue seguida por más de 50 personas que colmaron la sala, Laiseca dio rienda suelta a toda la artillería oral a la que nos tiene acostumbrados y se permitió establecer continuos guiños de entendimiento con un público que se entregó a lo que el escritor pudiera ofrecerles. Laiseca llegó a la provincia invitado por la editorial Tela de Rayón y la entrevista fue una producción conjunta de Quemehuencho y Rabia Films. El actor Elbio Mellado abrió el encuentro con la lectura de textos extraídos de dos libros de Laiseca: Poemas chinos y El gusano máximo de la vida misma. Luego, el periodista José María Figueras mantuvo una charla con el escritor a lo largo de la cual desfilaron los tópicos y las obsesiones recurrentes de su literatura con particular hincapié en su último libro, “El artista”. Cerca del final, Hernán Bergara se sumó a la charla y por último fue la hora de los asistentes quienes aprovecharon la ocasión para canalizar sus dudas literarias.

Foto y crónica gentileza de José María Figueras

martes, 31 de agosto de 2010

Trelew

Alberto Laiseca será parte de la Ferifiesta del Libro y la Lectura que se llevará a cabo en Trelew, entre el 2 y el 5 de septiembre.
El jueves a las 19.45, entrevista abierta y los cuentos de terror de Il Mostro.
+info: ver cronograma.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Reedición de un clásico

*
La editorial Mansalva (Buenos Aires) acaba de reeditar la primera novela de Alberto Laiseca. Publicada por primera vez en 1976 como Su turno para morir -título impuesto al autor por cuestiones de marketing editorial-, este libro, que se anticipó en su delirio a la violencia a los mecanismos de aniquilación de la dictadura argentina, no pudo ser leído por las condiciones de su época. Su turno -parodia de la novela policial y de la gótica, donde el lenguaje y la invención se funden en la pura acción del relato- vuelve comprensible el linaje que posteriormente protagonizó una de las líneas más potentes en la construcción de la literatura argentina de vanguardia. ¡Chin chin!

martes, 13 de julio de 2010

Laiseca en RADAR Libros


Quedan los artistas

Alberto Laiseca y una película vuelta libro, para consumar una crítica despiadada al sistema social que rodea la obra de un artista.

Por Fernando Krapp

La novela El artista de Alberto Laiseca viene a formar parte de esa extraña familia experimental de libros que recorren el camino inverso al habitual: películas devenidas novelas (casos que abundan bastante últimamente). Y sí: se puede leer con cierta independencia sin necesidad de ver la película que dirigieron Cohn y Duprat, con guión de Andrés Duprat, hace unos años atrás, que Alberto Laiseca protagonizó, junto con el cantante Sergio Pángaro. Se puede leer con cierta independencia porque, a pesar de ser una “interpretación libre”, Laiseca no alteró el orden de la trama, ni modificó mucho nada. Lo singular del libro, en cambio, y como decíamos más arriba, es la “interpretación libre” que hace el propio Laiseca de la película, del guión, de todos los personajes y del mensaje que el film desliza acerca de la fauna y flora que habita en ese mundo llamado arte contemporáneo.

Para leer la nota completa presione aquí.

domingo, 27 de junio de 2010

Más vendido

La librería Eterna Cadencia lleva un ranking semanal de los libros más vendidos. La novela El Artista de Alberto Laiseca, editado recientemente por Mondadori, fue el más vendido de la semana pasada. Albricias!



jueves, 10 de junio de 2010

Casa de la Lectura






El martes, il mostro en la presentación del libro Timbre 2. Las fotos son gentileza de Mica Hernández.
Más fotos y fragmentos del texto de presentación de Alberto Laiseca en

sábado, 5 de junio de 2010

El Monstruo toca el timbre


Hace unos años, varios discípulos de Laiseca empezaron a juntarse para celebrar la amistad y la escritura. Algunos no se conocían entre sí, pero el cariño del Monstruo era una razón más que suficiente para tenerse confianza. Con el correr de las noches, la lectura y las copas, otros amigos se fueron sumando al fogón. Timbre 2 Velada Gallarda es el libro que reúne cuentos y crónicas de esas noches, y nadie mejor para presentarlo que Alberto Laiseca.
Este martes 8 de junio, a las 19.00, en la Casa de la Lectura (Lavalleja 924).
Whisky para el Conde y vino para los comunes mortales.
Entrada gratis.

martes, 25 de mayo de 2010

Este miércoles 26

La ficción y sus hacedores
Silvia Hopenhayn entrevista a Alberto Laiseca, este miércoles, a las 19.30, en la Casa de la Cultura-FNA (Rufino de Elizalde 2831).
Admiradores del Monstruo, podéis pasar por allí y besarle el anillo al Magnánimo.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Esta noche sale el Monstruo

Hoy, en el marco de La noche de las librerías, Laiseca participará, junto a Hugo Padeletti, de la mesa "La poesía y la narrativa, en diálogo".
A las 23.00 en la librería Hernández. Entrada gratis.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Laiseca en la Feria del Libro de Aguascalientes (México)



Monstruo en un alto de la Feria




Presentando "Manual Sadomasoporno", editado por Carne Argentina




En la charla "Los caminos de la literatura latinoamericana"




Fonseca, Casar, Aira, Sicilia y Laiseca




J. Grijalva y Laiseca

lunes, 9 de noviembre de 2009

Estás nominado!


ALBERTO LAISECA ha sido nominado para los premios Clarín Espectáculos 2009 en dos categorías: REVELACIÓN MASCULINA y MEJOR ACTOR por su actuación en la película "El artista".

Fanáticos, crucen los dedos.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Muestra Libros en Olavarría


DIARIO EL POPULAR, 5 de septiembre de 2009

Se presentó el Segundo Subsuelo, suplemento cultural de EL POPULAR Medios
Se inauguró la Muestra Libros en Olavarría
El escritor Alberto Laiseca fue la presencia destacada de la primera jornada de la tradicional muestra. Hubo un homenaje a Vicente Martín y se presentó el Segundo Subsuelo.
Ayer a las 19 dio comienzo la Muestra Libros en Olavarría. El acto inaugural consistió en un homenaje al escritor local Vicente Martín y contó con la presencia del intendente José Eseverri acompañado por el secretario de Cultura Eduardo Rodríguez. La sala estaba atestada y fue de una emoción a otra cuando en ciertos pasajes de las múltiples muestras de afecto se lo reconocía antes que un buen escritor una buena persona. Algunos pudieron recordar cómo fue que conocieron a Vicente Martín y la sensación que sus textos les causaron como lectores. Entre ellos estuvo Beto Ortiz, también escritor local. Luego de la lectura de algunos pasajes de su obra concluyó con un reconocimiento que le fue entregado por el Intendente y con un sentido aplauso de una sala repleta de amigos.Después le llegó el turno al lanzamiento del suplemento cultural del EL POPULAR Medios, Segundo Subsuelo. El andar cansino de Alberto Laiseca y sus casi dos metros de altura lo hacían sobresalir entre la gente que abandonaba la sala. Su presencia intimaba y casi nadie se le quiso acercar mucho. El camino entre las vitrinas que tenían ediciones del Quijote y cansado, luego de un viaje hasta nuestra ciudad de más de cuatro horas, se sentó en un banco. Mas allá se preparaba la mesa con las sillas que luego ocuparía el staff de Segundo Subsuelo junto con el escritor de la mítica novela "Los Sorias". A continuación Laiseca en persona caminó por el centro del salón del Honorable Concejo Deliberante y fue como si el Monitor, dictador de Tecnocracia, caminase entre sus súbditos que parten a la guerra. Todo se quedó en silencio y solo se escucharon los murmullos de los presentes. Bastantes asistentes para un autor de culto, alrededor de cuarenta personas, entre ellos se encontraban: En primera fila Eduardo Rodríguez, un poca atrás estuvo Aurora Alonso, directora de la revista literaria de Coopelectric y Daniel Fitte, autor de las tapas del suplemento, prefirió quedarse entre el público junto al artista plástico Benjamín Aitala.Mientras que la mesa fue ocupada por Alberto Sánchez Graf, Guillermo Del Zotto, en el centro Alberto Laiseca, a su lado Rodrigo Fernández e Ignacio Hurban. Guillermo Del Zotto comenzó agradeciendo al diario por el apoyo al proyecto del suplemento cultural y luego leyó un "Intramanifiesto" que es la columna vertebral del Segundo Subsuelo ya que en él se asientan las ideas y los conceptos a los que el suplemento apunta. El momento siguiente fue para presentar a los otros colaboradores que fueron comentando sus propias impresiones sobre el acto de escribir y la sensación de saberse leído. Cuando le llegó el turno a Alberto Laiseca habló sobre "el acto heroico de comenzar con un suplemento cultural" y continuó diciendo que Internet les hacia a los jóvenes un daño importantísimo porque los estaba dejando sin imaginación. También se refirió al momento de su infancia donde empezó sin querer a escribir "Los Sorias" y como "los libros, las historietas, la lectura y la imaginación me salvaron la vida". En el final Del Zotto le entregó un diploma por su presencia en la Muestra y Pacho Urban hizo lo mismo con él. Mientras la sala se vaciaba los fanáticos del autor perdieron el miedo y se acercaron a que les firmara sus libros. Laiseca firmó todo lo que le mostraron y contestó las preguntas con mucha tranquilidad.Afuera la noche tenía una luna llena que prologaba la narración de los cuentos de terror que Alberto Laiseca realizaría en el Circo de Poesía.Las actividades del fin de semanaEsta tarde la actividad de la Muestra Libros en Olavarría comenzará a las 17 con un homenaje a Mario Benedetti. A las 18, conferencia de Viviana Torres y exposición de Marisol Farana. A las 18.15, curso de filosofía del licenciado Eduardo Rodríguez. A las 18.30, disertación de Gloria Rodrigué. A las 19.30, conferencia de María Luisa Femenías y presentación del libro de Nilda Baliño. A las 20.30, espectáculo con Canela, quien será declarada Huésped de Honor.El domingo, a las 17, se presentarán producciones literarias por alumnos Escuela Nº 48 Paraje La Moderna. Macondo Creativa expondrá "Libros de artista" juntamente con alumnos Escuela Nº 40 de Espigas. A las 18, taller para niños de Rita Toniutti. A las 19, libro de Ana María de Benedictis. A las 20, presentación del libro de Anabela Loy y Daniel Vidart y muestra "Ellas al desnudo". A las 20.30, presentación de la novela ganadora del Premio Emecé "Lo que nosotras sabíamos" por su autora María Inés Krimer.
Laiseca y Rodrigo Fernández, su anfitrión en Olavarría



miércoles, 9 de septiembre de 2009

Tempestad y asalto

Revista Ñ, sábado 20 de junio de 2009

Tempestad y asalto
Angel Faretta
Sudamericana. 251 páginas.

Es ésta una extraña y bella novela. El autor, por momentos, utiliza un lenguaje de otro siglo. Ello es sin duda deliberado y no choca en absoluto. Al contrario: enriquece.
Parte de la acción transcurre a finales del siglo XVIII y se interna en los primeros años del XIX, faltando minutos para la Revolución de Mayo. Se ha dicho que los grandes imperios, generalmente, caen por no mirar. Se apoltronan y esta estupidez los destruye. Así pasó con estos virreinatos nuestros. La Corona española –si no entendí mal al autor de esta novela– hizo muy mal en disolver a la Sagrada Compañía (a los jesuitas) pues ella prestaba a España su vigilancia atenta.
Pero más allá de que lo arriba apuntado sea o no verdad, lo cierto es que la trama se va organizando alrededor de los partidarios de la Razón (o iluminados). Ellos, como los revolucionarios franceses en su momento, tienen sus propias ideas respecto a cómo debe ser la política y la organización social en estas tierras.
La novela se vuelve misteriosa (tanto como un cuento de Hoffmann) desde el momento en que aparece un ubicuo personaje (mago o charlatán, no sabemos) que pretende imponer a los hechos una impronta mágica. Este loco de verano es lo bastante chiflado como para intentar un acto de alquimia, con sacrificio humano y todo (así lo entendí), para ser él el “salvador” de todas las patrias posibles. La novela se interrumpe poco antes de la Revolución. De haber continuado, no caben dudas de que el “alquimista” hubiese atribuido el triunfo a sus afanes e industrias. La paranoia da para todo.
Pero los tejes y manejes del falso mago (o verdadero: desde el punto de vista narrativo da lo mismo) son deliciosos. Tiene la teoría delirante de que si, por algún medio, logramos “corregir” los sueños de las personas (a medida que el proceso onírico se está gestando) lograremos dominarlas. Para esto organiza grandes espectáculos públicos con enanos, fenómenos de la naturaleza, volatineros, etcétera. Como parte de la puesta en escena de la troup trashumante, de entre los volatineros y liliputienses sale un oso caminando en dos patas y armado con una espada. Se acerca a los espectadores y simula provocarlos a la pelea. “Pero nadie sentía miedo, sólo una helada emoción, casi un congelamiento tibio, como esos calores mórbidos que provocan –según dicen– en el trópico los dardos embebidos en curare”. El “curare” espiritual y ponzoñoso sería, en este caso, la supuesta magia de la efectista puesta. Adentro de ésta y de otras acciones parecidas, el taumaturgo pone magias poderosas y poco a poco así va dominando al Virreinato. Si el lector no está convencido de la factibilidad del sistema sepa que yo tampoco. Pero se trata de ficción, con personajes muy bien diseñados y, desde este punto de vista, hermosamente aceptables. Después de todo si alguien crease un libro con momias estranguladoras y muertos que caminan lo creeríamos todo siempre y cuando esté bien escrito.

Alberto Laiseca

viernes, 28 de agosto de 2009

Cuentos prologados por el Monstruo

Presentación del libro Cuentos sódicos, de Marcia Lo Feudo
Viernes 11 de septiembre, 19.00
Editorial Dunken [Ayacucho 357]
Entrada gratis
No tengo problemas en decir que estos son cuentos geniales, de una extraordinaria sensibilidad. Para mí es un honor prologarlos. Marcia Lo Feudo nos obliga al respeto como mujer y como artista.Cuando una escritora denuncia el machismo (actitud de muchos hombres que siempre detesté), yo, sin embargo, me pongo en guardia. No sea que caigamos en el feminismo, que es la otra cara de la misma moneda diabólica. Pero aquí no es así. Hay honestidad y dolor de mujer. Si alguien ha padecido el desamor debe decirlo y en esta forma. [...]

martes, 25 de agosto de 2009

Las vírgenes suicidas

Revista Ñ, sábado 8 de agosto de 2009

Mujeres sin hombres
Shahrnush Parsipur
Capital Intelectual. 125 páginas.

No vivir vidas naturales conduce a la soledad y a la locura. La importancia de ir virgen al matrimonio es un concepto que tienen muchos pueblos. En Argentina, por ejemplo, lo tuvimos muy arraigado en la clase media hasta la década del cincuenta inclusive. Se consideraba que la peor desilusión para un esposo era descubrir que su mujer ya había tenido relaciones con otro, aunque todo hubiese terminado largo tiempo atrás. Otro prejuicio: la obligación de casarse con una chica (aunque uno no la amase) por el solo hecho de haberla desflorado. Parsipur nos habla en su novela de la soledad de las mujeres al quedarse sin hombres. También se podría escribir un libro llamado “Hombres sin mujeres”, puesto que la tragedia nos toca a todos. En una obra de Mika Waltari el autor nos dice que a la princesa Baketamón “la virginidad se le había subido a la cabeza”. Lo mismo le pasa a una mujer de esta novela. Cuando la buscan con buenas intenciones ella rechaza indignada. Si su ex pretendiente se casa con otra se pone a llorar. De aquí al delirio completo hay un solo paso. “Mi virginidad es como un árbol”, dice ella. Piensa plantarse en la tierra y reproducir sus virginidades hasta que constituyan un verdadero bosque. Estamos ante un caso extremo de psicosis, pero las “simples” neurosis no son muy divertidas y también arruinan la vida. Vemos así que hombres y mujeres, con la excusa de la religión, la moral social o la diferencia de clase, estamos empecinados en arruinarnos mutuamente la vida. De manera constante, en el libro, irrumpe lo sobrenatural. Esto no cambia ni magnifica la tragedia. Sólo la vuelve alegoría. Ejemplo: una chica se suicida y luego resucita. Sin explicaciones. Tarda unos días en volver a casa y su hermano la mata por segunda vez por creer que la muy pícara ha cometido un desliz. El tema de la virginidad campea como un leit motiv a lo largo de toda la novela. Ella resucita nuevamente e intenta formar una alianza con otras mujeres contra los hermanos que matan hermanas. En estos países es bien visto que una joven desflorada (fuera del matrimonio) sea asesinada a golpes por la familia. La chica se venga de su hermano pero ni resurrecciones ni sobrenaturalezas la salvan de sufrir, a manos de los hombres, las mismas humillaciones que cualquier mujer común. Por momentos la ideología de la autora es confusa. La virgen loca que deseaba ser árbol finalmente lo consigue: se planta en la tierra y echa raíces. Con el tiempo la leche de una ex prostituta embarazada la transforma en millones de semillas que se dispersan por el mundo. Podríamos interpretarlo (distraídamente) como que el “virus” de la virginidad innecesaria (la locura) se propaga. Pero no es así. La dispersión de las semillas implica una forma de redención. Leí este pasaje muchas veces pero no pude desentrañarle el sentido. ¿La Madre Tierra redime? Puede ser. Pero está mal explicado. El desentendimiento entre esposos, por otra parte, es constante. Durante más de treinta años un hombre, con sus ironías, le ha hecho la vida imposible a su media naranja. Cuando por fin se decide a decirle cuánto la ama ella cree que se propone a asesinarla y reacciona violentamente. Vemos que la estupidez de tratar a la propia mujer como si fuese un enemigo termina con toda salida, con toda luz. Transpuesto cierto límite ya está todo perdido aunque haya auténtica constricción y deseo de cambiar.

Alberto Laiseca

domingo, 19 de julio de 2009

El susto hace crecer


La narración oral es la forma más antigua del arte. Cuando aún no se había inventado la escritura, nuestros antepasados, mientras comían reunidos alrededor del fuego, escuchaban a un inventor de cuentos. Si yo les dijese a ustedes, personas contemporáneas: “Hoy, mientras venía para aquí, encontré al sapo más grande del mundo. Creo que medía entre cuatro y cinco metros de alto. Una bruja me atacó furiosa porque yo estaba molestando a su sapo. A duras penas pude escapar”. Ustedes sonreirían. Pero no nuestros antepasados. Se creían todo pues en esa época abundaba la ignorancia y la credulidad. Eran oyentes ideales. Ya quisiera uno tenerlos hoy. Se parecían muchísimo a los niños. El mundo era muy duro en aquella época y esa circunstancia hacía que la gente estuviese más que dispuesta a creer en toda clase de maravillas adversas. Pero si los monstruos estaban ahí afuera y te podían comer en un segundo.
Ahí en Camilo Aldao, mi pueblo, yo fui un niño soviético, sometido a la dictadura paterna. Mi única salida era la imaginación. Me escapaba todas las noches para ir a lo de unas viejitas vecinas que contaban historias espantosas. Según ellas no eran invenciones: “Esto es todo verídico”, decían. La luz mala, el Chupador de Sangre, el Cangrejo de Catorce Patas. “Al Dr. Fulano lo enterraron vivo. Se supo porque cuando lo desenterraron para reducción vieron que estaba todo arañado y dado vuelta”. Papá me había prohibido terminantemente estas salidas, porque decía que después yo no podía dormir. Tenía razón. Pero este era el precio que había que pagar. Podemos considerar al susto como el indispensable tratamiento de shock que te ayuda para que empieces a imaginar. En el siglo XIX todas las historias para niños eran espantosas: a los pibes les serruchaban las piernas para que fuesen juiciosos y estudiaran el piano, o los metían en grandes hornos para asarlos como si fueren lechónidas. Pinocho mismo, de Carlo Collodi, es un libro violento. El muñeco mata de un mazazo al grillo parlante (lloré como una magdalena) y él no se salva de que lo quieran transformar en burro para venderlo. Las ilustraciones de este libro me hacían morir de miedo. La persecución nocturna de Pinocho (todo en blanco y negro), por parte de los dos ladrones (en realidad el Zorro y el Gato, disfrazados con bolsas de arpillera) no tenía para mí nada gracioso: unos bultos enormes y oscuros, de ojos brillantes, que perseguían al muñeco con intenciones de ahorcarle de la rama de una encina.
Yo estoy a favor de estos cuentos decimonónicos pues su objetivo era enseñarles a los niños que los monstruos son una realidad, de modo que pueden defenderse en el futuro cuando sean grandes. ¿No existen acaso los violadores, los asesinos seriales y otra gente encantadora?
Papá también me había prohibido leer a Edgar Allan Poe, de modo que lo frecuenté a escondidas. Los primeros cuentos que conocí de este autor fueron El caso del señor Valdemar, El barril de amontillado y El gato negro. Confieso que no me asustaron, pero en este último la crueldad del personaje para con sus mascotas y particularmente para con el gato me hizo llorar. ¿Cómo podía ser tan cruel al pedo?
Pero mi horror más espantoso era el Monstruo que Vivía Debajo de la Cama. No podía imaginarle forma alguna. No tenía dientes afilados, no babas ni tentáculos. Era in abstractum. Para colmo la casa de Camilo era de planta baja y primer piso y yo dormía arriba. Para acceder a la parte superior era preciso ascender por una escalera de piedra en hélice, la mayor parte de ella envuelta en las más espesas tinieblas pues mi viejo no había hecho poner allí ni una luz. Cuando me mandaban a dormir yo subía hasta el borde que separaba la luz de las sombras. Allí juntaba coraje para enfrentar el espanto que seguía: subir a la disparada hasta el hall superior y encender la luz. Pero los terrores no habían hecho sino empezar. Luego venía la parte de llegar a mi cuarto, pasar mi manito por detrás del ropero y prender el foco. Cualquier con dos dedos de frente sabe que detrás del ropero en sombras acecha el HORRIBLE-BASTATOSO (espan). ¿Ya nos salvamos? No. En absoluto. Ahora hay que prender el velador y retroceder para apagar la luz del hall y la general del cuarto, introduciendo la manito nuevamente detrás del ropero. Ya acostado leía todo lo que podía. Me estaba muriendo de sueño pero no me animaba a apagar la luz del velador, porque bien sabía yo que en esos segundos en que demorase en meter mi bracito adentro de las mantas el Monstruo que Vivía Debajo de la Cama te ¡Aaaarfff! A que te pome. A que te toca. A que te mata pa´ siempre. Toda mi infancia fue así. Tardé décadas en comprender que el Monstruo que Vivía Debajo de la Cama era mi propio padre. Por eso permanecía in abstractum: no me atrevía a darle forma porque eso hubiera equivalido a reconocer que mi enemigo era mi viejo. Plato demasiado fuerte para un niño.
De todas maneras a mi anciano viejecillo tengo que agradecerle por lo menos dos cosas: que me haya iniciado en la lectura es una. Por él conocí mi primera versión de El fantasma de la Ópera de Gastón Leroux, y también el gusto por la música. En casa se escuchaba mucha música clásica. Confieso que al principio no la entendía. Para mí era impenetrable. Se lo dije a papá y éste me contestó: “Y bueno, Alberto, serás un idiota musical”. Cosa curiosa esta frase terrible me hizo bien. Claro está que yo no quería ser idiota en nada. Y una tarde (era casi de noche) en que mi padre estaba escuchando un vigoroso pasaje de Rachmaninoff comprendí. Empecé a seguir la música y me puse tan violento como ella. Empecé a chocar sillas y sillones, a rebotar contra las paredes, etcétera. Estaba eufórico. ¡No era un idiota musical! No necesito decir que mi padre lo tomó como un ataque de locura y me cagó a pedos. Pero el bien ya estaba hecho.
Tal vez a alguien le extrañe que, amando el terror como lo amo, casi no tenga obras por el estilo. Es que yo soy demasiado delirante y escandaloso. Me lleno de buenos propósitos pero después va y me sale otra cosa. El único cuento de espanto que escribí es Perdón por ser médico, de mi libro En sueños he llorado. Otro, de la misma obra, es El cuarto tapiado. Este último es de terror sólo en parte. Cuentos para niños y de terror tienen lineamientos muy precisos. Cualquier desviación y el miedo (o si no el acercamiento a la infancia) se destruye. Supongamos que yo me propongo ser muy remalísimo (como decía mi hija cuando era chica). Naturalmente voy a escribir El castillo de las secuestraditas. Ya estoy puesto en el papel de ogro poseedor de húmedas ergástulas. Secuestro, en efecto, a esas pobres chicas. Pero termino atándolas desnudas a camitas confortables, donde las acaricio con plumitas en axilas y pezones. Esto no asusta a nadie, ni siquiera a las supuestas víctimas. El terror se ha transformado en una pincelada sadomasoporno. Miren en qué termino siempre. Tengo otra cabeza, eso es evidente. En algún lugar una pena, porque para mí el terror no es solamente pasatismo o entretenimiento. Es escuela de imaginación y, por otra parte, desata los miedos más oscuros que tenemos dentro. Todos esos monstruos, si no existen o han existido pueden llegar a existir. Basta echar un vistazo a la sociedad actual. Y atención: creo que lo peor aún no ocurrió. Y lo digo después de los nazis y del stalinismo. Siempre hay gente encantadora esperando por su parte. Es más fácil que ocurra lo malo que lo bueno, y de esto da cuenta el género de terror. Nos gusta verlo escrito en la esperanza de que no suceda.
Hay un genio entre nosotros que, sin embargo, nunca va a ganar el premio Nobel. Stephen King. Se lo considera un escritor menor. Los escritores profesionales lo miran por arriba del hombro. Hace muchos años (aún no lo conocíamos a King) yo intenté defender a Henry Rider Haggard (Ella, Ayesha, Las minas del rey Salomón). Los “profesionales” me taparon la boca con un “eso no se lee”. Así. Pese a que Oscar Wilde, en uno de sus ensayos, dijo que Haggard era un genio. Algo parecido ocurre ahora con Stephen King. Antes de leer El resplandor yo pensaba que el trillado tema de las casas encantadas estaba agotado. Entonces vino King, con su novela, y me probó que me equivocaba. Ese hotel espectral, lleno de fantasmas, es una maravilla originalísima. Las fuerzas maléficas van penetrando al personaje principal hasta transformarlo en uno de ellos. A King no le gustó la adaptación cinematográfica de Kubrick. No sé bien por qué. Yo amo ambas obras y las considero complementarias.
En La danza de la muerte, del mismo autor, hay una escena memorable. Debido a una peste ha muerto la mayor parte de la humanidad. Un loco, potenciado por el demonio, entra a una base nuclear norteamericana. Está intacta pero vacía, puesto que todos sus soldados han muerto. El demente es un bruto, pero el diablo le da toda la información necesaria para que tenga acceso a los silos duros y robe una bomba de hidrógeno. El chiflado la sube a la superficie con un montacargas. Hace mucho frío y el tipo toca la helada superficie de la bomba. Las radiaciones lo están quemando pero a él le parece tocar hielo. En realidad yo hago una síntesis precaria de algo que King describe minuciosa y genialmente. Ahora bien, yo desafiaría a los “profesionales”, tan despreciativos ellos, a que demuestren ser capaces de escribir una sola página como ésta.
Stephen King ha sido un soplo fresco para la literatura. Qué casualidad: lo hizo con el terror, el género más difícil (juntamente con la literatura para chicos).
Durante tres años yo conté cuentos de terror para el canal I Sat. Mis cortos iban luego del horario de protección al menor. Hay muchos cuentos que al miedo unen el erotismo. Hubiese podido contarlos, pero me negué terminantemente. Yo sabía que muchos niños me veían después de hora, autorizados por sus padres. He tenido admiradores muy, muy chicos. Si llego a contar algo así como El ataque de las zombis desnudas (no existe: al título lo acabo de inventar) los papis no hubiesen permitido que sus hijos siguieran viendo mi programa. Y yo tenía particular interés en los niños. Ellos son nuestro futuro. Con el avance de la internet cada vez es menor la cantidad de chicos que leen. Yo tenía la esperanza de que, a través de este género tan atractivo para ellos, terminaran interesándose en la lectura. Si les gustó un cuento de Edgar Allan Poe, contado por mí, es probable que terminen por leer un libro con narraciones de Poe.
Hoy los escritores de cuentos para niños tratan de ser “amables”: nada de chicos abandonados en el bosque porque los mayores no tienen para alimentarlos; nada de padres ogros que obligan a sus hijas a calzar zuecos de hierro para “disciplinarlas”; nada de Hombre de la Bolsa que se lleva a los chicos para que sus nenas les coman los ojitos. Nada de nada. Pues esto me parece una tontería y un error. ¡Pero si lo que los niños quieren es asustarse! Lo que los niños quieren, en el fondo, es crecer. Tenían razón los autores del siglo XIX. Convendría repensar todo esto.

Alberto Laiseca

miércoles, 1 de julio de 2009

El Conde vuelve al ruedo!

Este jueves 2 de julio a las 19 horas en la librería Prometeo (Honduras 4912), Alberto Laiseca regresa con sus relatos de terror en vivo, en el marco de una serie de actividades organizadas por la SEA bajo el lema Leer despierta.
Entrada libre y gratuita.
El Conde los espera con los colmillos afilados, fanáticas víctimas!

miércoles, 24 de junio de 2009

Laiseca en la Revista Viva





Para leer la nota clickear sobre las imágenes.

sábado, 13 de junio de 2009

Un maestro ruso

Revista Ñ/ Sábado 6 de junio de 2009

RELATOS. Lev Tolstói.
Debolsillo. 617 páginas.
CORRESPONDENCIA. Lev Tolstói.
Acantilado. 854 páginas.

Hay quien no se interesa por la vida de los grandes escritores. Toman su obra y desechan todo lo demás. Esto, aparte de ser inhumano, es un grave error literario. Sabiendo de la vida de los genios (Tolstoi, Swift, Poe) aprehenderemos mejor su obra. Esto es particularmente cierto en el caso de León Tolstoi (Lev Tolstói). Era un viejo loco, sin duda, pero genial. En vida y obra abundan las improntas absurdas, vivientemente impracticables, pero muchas otras de grandeza y justicia. Es muy bueno comentar sus relatos y su correspondencia en una sola nota. Y por las razones que ya dijimos.
El primero y el segundo relato están en espejo (De las memorias del príncipe D. Nejliúdov. Lucerna y Albert). El tema es el mismo: el absoluto desprecio de los poderosos para con los desposeídos. Y no les importa que algunos de éstos puedan ser grandes artistas. Pobretones y basta, dirían ellos.
En un lujoso hotel suizo, un ricachón de pronto siente asco de sí mismo y de los demás. Comen y beben cosas carísimas, gozan de la serenidad espiritual del que está convencido de que ocupa con justísima razón un lugar de privilegio en el mundo. Aparece en la calle un cantante vestido con harapos. Todos lo escuchan, disfrutan de su música, pero cuando pasa la gorra nadie le da nada. Es más: se burlan de él. El personaje del principio, también un privilegiado (como dijimos), invita al cantante con champán. Lo lleva al majestuoso hotel, para provocar. Pero nada cambia, porque la gente no cambia. Hasta los camareros desprecian al dúo. Cuando ven que el rico se está enojando por su actitud, todos se agacha, joroba-inclinantes. Está bien: lo aceptamos a nivel capricho de un gran señor.
Tolstoi idealiza bastante a los pobres. Cómo se ve que nunca estuvo abajo. Ser peón de limpieza o trabajar en cuadrilla enseña mucho. También verse obligado a vivir en pensiones-conventillo o tener casa con piso de tierra en el barrio de las latas. Ahí hubiese visto la actitud invasora de los igualmente pobres a vos.
En estos relatos hay lores ingleses, señoras iracundas y riquísimas, pobres idealizados. Tolstoi es un gran diseñador de personajes. Ejemplo (y es sólo un ejemplo): tenemos una enferma incapaz de admitir la fatalidad. Le da gusto culpar a su marido por la sencilla razón de que es el que tiene más cerca.
A veces Tolstoi escribía miniaturas perfectas: “El abuelo se había vuelto viejo. Una vez estaba subiendo a la estufa y no lo conseguía. El nieto, que estaba en la isba, se rió. Qué vergüenza, nieto. Lo malo no es que el abuelo sea viejo y débil, sino que el nieto sea joven y estúpido”.
La mimbrera es un cuento notable. Es la única que sobrevive de la plantación que hizo un mujic. Esta mimbrera es una luchadora heroica, constantemente maltratada por los hombres. Por fin, cuando tiene ya muchos años unos niños le prenden fuego. Ahora, sí, por fin perece. Rato después un cuervo se posa sobre los restos y le dice algo como esto: Ya era hora de que estirases la pata. Nadie como Tolstoi para pintar la inhumanidad. Pero, por desgracia, con el paso de los años terminó pareciéndose bastante a lo que había combatido toda la vida. Se convirtió a un cristianismo acérrimo de su propia cosecha. Un cristiano me diría: ¡Pero eso es bueno! Claro, el problema es que aunque vestido con piel de cordero nunca abandonó sus malos modales aristocráticos. Cayó en contradicciones flagrantes. Por ejemplo: se volvió vegetariano, abandonó el tabaco y no probó nunca más una gota de alcohol. Pero sabemos por los Evangelios que Jesucristo tomaba cantidades moderadas de vino. ¿A qué conclusión debemos llegar: que Tolstoi era más cristiano que Cristo? Esto, por lo menos, es de una feroz arrogancia implícita. Con seguridad Tolstoi no se daba cuenta de ello.
Hay algo que yo he visto a lo largo de mi vida: más “puro” se vuelve un hombre, tanto más intolerante se torna. Aquí no hay otra ley que la mía porque yo soy el único dueño de la verdad. Otra de sus ideas: estaba en contra de la propiedad de la tierra. Podríamos pensar que deseaba la reforma agraria y repartir los latifundios entre los campesinos. Pero no era así. Por algo los soviéticos lo querían tanto: Era un precursor. ¡Uno de los nuestros! Más allá de que estos conceptos económicos sean buenos o malos voy al hecho de que Lev Tolstói siempre se movió en un mundo de excesos. Cuando era un gran señor se refocilaba con sus campesinas. Eso no le impidió decretar la libertad de sus siervos para todo su latifundio, antes de que el zar Alejandro II universalizase dicha libertad para toda Rusia.
Más allá de todo el respeto que Tolstoi me merece como escritor tengo que reconocer que estaba absolutamente loco. Para él Shakespeare era el peor escritor del mundo. Alguien, no sabemos quién, empezó a decir que Shakespeare era bueno y vino una generación tras otra repitiendo eso mismo como loros. Hamlet, por ejemplo, es un asco. El personaje está mal diseñado y se lo toma como ejemplo maestro de un hombre vacilante. Etcétera. Tampoco le gustaba Ibsen (el dramaturgo noruego): sus dramas “son fabulados, falsos y además están muy mal escritos en el sentido de que ninguno de los personajes es ni convincente ni consistente”. Ni hablemos de Wagner: “Anoche fui al teatro a oír la famosa música moderna de Wagner. Siegfried, una ópera. No pude aguantar ni el primer acto; salí a toda prisa, como un loco, y aún ahora no puedo hablar serenamente del asunto. Es un estúpido espectáculo de feria, no apto para niños mayores de siete años; es pretencioso, fingido, falso de principio a fin y carente de música”. Tampoco se salva Nietzsche: “El gran exégeta, el cantor de esta brutalización es Nietzsche, un ser medio demente, de una seguridad en sí mismo rayana en la locura, inconsistente, limitado pero diestro en el lenguaje”.
Lugar aparte merece la misoginia de Tolstoi. Las “testarudas mujeres”: “¿Qué puede ser más absurdo y más nocivo para las mujeres que estas discusiones sobre la igualdad de los sexos, e incluso sobre la superioridad de la mujer frente al hombre?” “... afirmar que la mujer tiene las mismas fuerzas espirituales que el hombre, afirmar sobre todo que la mujer puede guiarse por la razón del hombre, que puede confiar en la razón tanto como él, es exigir de la mujer aquello que no puede dar” (Carta a Alexandr Dunáiev). En su relato El diablo nos dice: “Durante el café, como de costumbre, se entabló una conversación típicamente femenina, que carecía de cualquier nexo lógico, aunque no dejaba de tener algún tipo de conexión, pues fluía sin interrupción”.
En una carta a Eugen Reichel afirma: “Cuando además el enfermo está completamente convencido de que todo lo sabe mejor que los demás, que puede y debe enseñarle a todo el mundo su sabiduría, los signos de la enfermedad mental ya son incuestionables”. ¿Y por casa cómo andamos?, le preguntaría yo.
En cuanto a la famosa polémica Tolstoi-Turgéniev (que casi termina en duelo) poco puedo decir teniendo en cuenta los confusos datos aportados. Me resulta imposible saber quién tenía razón (si es que alguien la tenía: supongo que no). Más bien los veo como a dos malhumorados rusos locos. En Rusia, si algo abundó siempre, es el extremo y la chifladura. Si se me preguntara cuáles son los dos pueblos más excéntricos del planeta contesto sin vacilar: los rusos y los japoneses (independientemente del amor que les tengo).
Quisiera que se me comprendiese: no todas las ideas sociales de Lev Tolstói eran malas: el respeto por los demás, la igualdad de oportunidades que debe brindar el Estado, el arte y los valores espirituales tienen un enorme valor; el hombre no debe ser medido exclusivamente por el tamaño de su billetera, etcétera. Todo esto está muy bien y yo adhiero. El problema con el autos de Anna Karénina es que era tan exagerado que aun sus mejores cosas se le volvían en contra. En él se aplicaba maravillosamente la frase de Hegel: “Si llevamos una idea hasta sus últimas consecuencias se transforma en su opuesta”.
Es cosa clara que ninguno de los enormes defectos de Tolstoi (por calificarlos suavemente) nos van a hacer olvidar su magnífica obra, e incluso su buen corazón cuando éste no se encontraba distorsionado por su locura. Entre sus Relatos tenemos Jolstomer. Historia de un caballo. No hace falta ser una luz para comprender que es la historia del siervo, del esclavo ruso, sin ningún derecho a la felicidad. O qué decir, por ejemplo, de Cuánta tierra necesita un hombre, pequeña obra maestra de esta selección. Vemos aquí que el ladrón y criminal no siempre necesita realmente matar a alguien para desvalijarlo: basta dar rienda suelta a su ambición para que se mate solo.
Para resumir: recomiendo vigorosamente la lectura tanto de los relatos como de la correspondencia de León Tolstoi (Lev Tolstói).

Alberto Laiseca